Ya se ha cumplido un año de la Beatificación del Papa Juan Pablo II.
El 30 de abril de 2012, en Tor Vergata (Roma) se celebró una vigilia de oración con multitud de jóvenes universitarios, y al día siguiente una Eucaristía de acción de gracias (1º de Mayo 2012) presidida por el Cardenal Angelo Sodano, con la presencia de miles de peregrinos de diferentes países.
El actual Papa Benedicto XVI es el primer pontífice que elevó a los altares a su predecesor inmediato. Y nos invita a todos a no avergorzarnos de ser testimonio de Cristo Resucitado, de mantenernos firmes en la fe de cada día.
Recordemos el hermoso evento y los sabios consejos que nos legó a las personas de todo el mundo cristiano y de otras religiones.
Algunas cartas, del Beato Juan Pablo II, de su numeroso legado:
- Carta a las mujeres
- Carta a los niños
- Carta a los ancianos
- A todas las personas consagradas
- A los artistas
- A las familias
- A los sacerdotes (2005)
En los caminos de la Nueva Evangelización, nos es muy necesario peregrinar, junto a Ana María Janer y los Santos destacados de los siglos XIX - XX - XXI hacia la tradición cristiana, reflexionar sobre lo que movía a actuar a estos grandes personajes de la fe, vivida, celebrada y compartida con los más necesitados: un solo motor que da vida y crecimiento a toda la creación: Jesucristo, el Señor de la historia, ayer, hoy y siempre.
Una fe que no tiene obras, es una fe muerta. La fe desde el testimonio de las buenas obras de caridad es lo que deja huella imborrable en el tiempo. Y se presenta como modelo de santidad en la Iglesia para todos los bautizados.
El papa Benedicto XVI, nos recuerda que: "los santos cambian el mundo".
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| Beatos: Teresa de Calcuta y Juan Pablo II |
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| San Rafael (Hermano Rafael) |
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| Beata Ana María Janer |
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| Santa Teresa Benedicta de la Cruz |
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| San Juan Bosco |
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| San Alberto Hurtado |
Estos son solo algunos de los ejemplos de santidad, sabemos que hay muchísimos más, hombres y mujeres de todo el mundo que viven su vida escondida en Cristo, desgastándose por el Reino y realizando el bien a sus hermanos. Estos no aparecen en la prensa, pero "sus nombres están escritos en el libro de la Vida". (Ap. 3, 5).
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